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"Tú, mi creador, quisieras destruirme, y lo llamarías triunfar.
Recuérdalo, y dime, pues, ¿Por qué debo tener yo para con el hombre más piedad de la que él tiene para conmigo?"
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Recogido de entre los hielos del Ártico, Victor Frankenstein cuenta su vida y su tragedia al capitán Walton: cómo descubrió el secreto para dar vida a la carne muerta y cómo creó el monstruo que después se rebeló contra él y al que ahora persigue.
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Han sido muchas veces las que nos encontramos con metáforas tan grandes que podrían tomarnos toda una vida entenderlas. "Frankenstein" es un libro clásico extraño, la autora nos cuenta aspectos de su vida de manera disfrazada, contándonos el relato de una extraña criatura a la cual se le ha devuelto la vida por una razón egoísta.
El tema central es el gran dilema del hombre: ¿podremos ser Dios? o en todo caso ¿jugar a ser Dios?. Victor Frankenstein se obsesiona no solo con la idea de trascender en la historia, sino de sobrepasar a Dios mismo. Es el egoísmo y también las ganas de crear algo, lo que lo empuja a pasar casi dos años en un encierro solitario, en compañía de el clima y las partes humanas que ha recolectado. A pesar de que no se nos explica muy bien el proceso de creación de la criatura, se le atribuye a un rayo por ser una memoria recurrente en la vida de nuestro narrador.
Cuando Monstruo (porque en el libro no tiene nombre) finalmente abre sus ojos para encontrarse frente a un mundo nuevo, es rechazado por su creador. Haciéndome recordar infinitamente a aquella frase de Spy Kids 2: sobre Dios y como se queda en el cielo para alejarse de sus creaciones. Victor se aleja de la criatura no por miedo, pero por estética. Él no puede atribuirse tan horrible y vil criatura, aunque esta no tiene ni idea de su alrededor y solo busca su lugar en el mundo.
Abandonado, Monstruo vaga por la vida aprendiendo de lo que puede. Aprende sobre la vida viendo a una familia humilde desenvolverse, aprende sobre el amor con la historia de la amada del hijo mayor de dicha familia, y a todo esto, él se siente solo. Y no solo solo, sino rechazado por una sociedad que lo creó (el hombre).
Después pasamos por una gran profundidad en donde podemos ver el dilema de un creador y su creación, al mismo tiempo que aprendemos la verdad indiscutible: si no hay amor no hay nada. Y es que no solo el gran sentimiento de abandono alberga a la criatura, sino que por eso se vuelve "mala". Monstruo va acabando con la vida de Victor y a todos aquellos a los que ama, hasta que este último decide de una vez por todas acabar con su criatura.
Hubo momentos en los que me pregunte si Monstruo estaba solamente en la mente de Victor, como si fuera un "monstruo" (venga la redundancia) que todos hacemos en nuestras vidas y lo alimentamos con cosas malas: ambición, enfermedad, tristeza, dolor y furia. Y es que, al fin y al cabo, estas emociones siempre se vuelven en contra de nosotros, tal y como Monstruo hizo con Frankenstein.
Me leí la novela porque ando en modo de clásicos, y porque terminando de ver "Mary Shelley" (2018), la vida de la autora me intrigó y quise leer las letras que escribió al verse enfrentada ante tanta dificultad en su vida. Igual que Monstruo, Mary solo quería encajar, y también se sentía abandonada al no tener madre y un padre ausente. Al fin de cuentas toda ficción parte de una realidad, y para ella tomó la forma de una criatura.
Sin embargo, hubo momentos tediosos donde sentía que no avanzaba nada, y es porque a veces el narrador divagaba. Me gustó cuando rompía "la cuarta pared" y se dirigía a nosotros los lectores. Tengan un diccionario a la mano por ciertos términos que consideramos coloquiales en estos días.
"Frankestein" es un clásico por haber abierto puerta y derrumbado muros, su autora fue la primera mujer en incursionar en un género dispuesto a todo tipo de relatos con tal de que nos provoquen un susto, y lo más importante: una reflexión. Ya que, nuestros peores miedos provienen de uno mismo.
Nota: Leído en Febrero 2019
Cuando Monstruo (porque en el libro no tiene nombre) finalmente abre sus ojos para encontrarse frente a un mundo nuevo, es rechazado por su creador. Haciéndome recordar infinitamente a aquella frase de Spy Kids 2: sobre Dios y como se queda en el cielo para alejarse de sus creaciones. Victor se aleja de la criatura no por miedo, pero por estética. Él no puede atribuirse tan horrible y vil criatura, aunque esta no tiene ni idea de su alrededor y solo busca su lugar en el mundo.
Abandonado, Monstruo vaga por la vida aprendiendo de lo que puede. Aprende sobre la vida viendo a una familia humilde desenvolverse, aprende sobre el amor con la historia de la amada del hijo mayor de dicha familia, y a todo esto, él se siente solo. Y no solo solo, sino rechazado por una sociedad que lo creó (el hombre).
Después pasamos por una gran profundidad en donde podemos ver el dilema de un creador y su creación, al mismo tiempo que aprendemos la verdad indiscutible: si no hay amor no hay nada. Y es que no solo el gran sentimiento de abandono alberga a la criatura, sino que por eso se vuelve "mala". Monstruo va acabando con la vida de Victor y a todos aquellos a los que ama, hasta que este último decide de una vez por todas acabar con su criatura.
Hubo momentos en los que me pregunte si Monstruo estaba solamente en la mente de Victor, como si fuera un "monstruo" (venga la redundancia) que todos hacemos en nuestras vidas y lo alimentamos con cosas malas: ambición, enfermedad, tristeza, dolor y furia. Y es que, al fin y al cabo, estas emociones siempre se vuelven en contra de nosotros, tal y como Monstruo hizo con Frankenstein.
Me leí la novela porque ando en modo de clásicos, y porque terminando de ver "Mary Shelley" (2018), la vida de la autora me intrigó y quise leer las letras que escribió al verse enfrentada ante tanta dificultad en su vida. Igual que Monstruo, Mary solo quería encajar, y también se sentía abandonada al no tener madre y un padre ausente. Al fin de cuentas toda ficción parte de una realidad, y para ella tomó la forma de una criatura.
Sin embargo, hubo momentos tediosos donde sentía que no avanzaba nada, y es porque a veces el narrador divagaba. Me gustó cuando rompía "la cuarta pared" y se dirigía a nosotros los lectores. Tengan un diccionario a la mano por ciertos términos que consideramos coloquiales en estos días.
"Frankestein" es un clásico por haber abierto puerta y derrumbado muros, su autora fue la primera mujer en incursionar en un género dispuesto a todo tipo de relatos con tal de que nos provoquen un susto, y lo más importante: una reflexión. Ya que, nuestros peores miedos provienen de uno mismo.
¡Bonitas Lecturas!
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